Origen y desarrollo de las habilidades sociales
Aunque la dimensión relacionada con el comportamiento de lo social ha preocupado siempre, Los orígenes de las habilidades sociales se remontan a Salter, hacia 1949, que es considerado uno de los padres de la terapia de conducta, y que desarrolló en su libro Conditioned Reflex Therapy (seis técnicas para habilidades). Nacieron así diversos estudios basados en los inicios de la denominada terapia de conducta de Salter.
Estas fuentes anteriormente citadas se desarrollaron en los Estados Unidos, mientras en Europa, los ingleses Argyle y Kendon (1967) relacionaron el término de habilidad social con la psicología social, definiéndola como "una actividad organizada, coordinada, en relación con un objeto o una situación, que implica una cadena de mecanismos sensoriales, centrales y motores; una de sus características principales es que la actuación, o secuencia de actos, se halla continuamente bajo el control de la entrada de información sensorial".
Importancia de las habilidades sociales y sus funciones
Las habilidades sociales están cobrando especial relevancia en diferentes ámbitos, por razones como:
La existencia de una importante relación entre la competencia social de la infancia y la adaptación social y psicológica. Kelly (1987) expresa que la competencia social se relaciona con un mejor y posterior ajuste psicosocial del niño en el grupo-clase y en el grupo-amigos, y en una mejor adaptación académica. La baja aceptación personal, el rechazo o el aislamiento social, son consecuencias de no disponer de destrezas sociales adecuadas.
La competencia social adquirida previamente garantiza una mayor probabilidad de superar trastornos.
Las habilidades sociales se correlacionan positivamente con medidas de popularidad, rendimiento académico y aumento de la autoestima. Las habilidades sociales se forman en el hogar e influyen en la escuela.
En el ámbito de la pedagogía de la salud, se aplican para el tratamiento y prevención de la presión, el alcoholismo, la esquizofrenia, etcétera.
ESTÍMULO -> RESPUESTA -> CONSECUENCIA (positiva o negativa).
Con base en este esquema, nuestra conducta está en función de ciertos antecedentes y consecuencias que, en caso de ser positivas, refuerzan el comportamiento. Las habilidades sociales se adquieren mediante:
reforzamiento positivo y directo de las habilidades
aprendizaje vicario o aprendizaje observacional, mediante el desarrollo de expectativas cognitivas respecto a las situaciones interpersonales
retroalimentación interpersonal
Estos cuatro principios del aprendizaje social permiten estructurar el entrenamiento en habilidades sociales, de manera que éste cumpla las siguientes condiciones:
que sepamos qué conductas nos demanda una situación concreta;
que tengamos oportunidad de observarlas y de ejecutarlas;
que tengamos referencias acerca de lo efectivo o no de nuestra ejecución (retroalimentación);
que mantengamos los logros alcanzados (reforzamiento);
que las respuestas aprendidas se hagan habituales en nuestro repertorio (consolidación y generalización).
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